Querido huésped de la habitación 21, sea bienvenido a su habitación en la Posada de la Sillería, estamos encantados de que haya elegido alojarse en esta su casa en Toledo. Marcando el número 9 en su teléfono podrá contactar con el departamento de recepción, estaremos encantados de ayudarle en cualquier necesidad que pueda surgir durante su estancia con nosotros.
Disfrute del privilegio de morar una casa toledana que se pierde en el tiempo, sepa que el estudio arqueológico que se llevó acabo en la Posada de la Sillería llegó hasta el nivel romano bajo los salones del restaurante Manjares. TOLETVM: así se llamaba la ciudad romana y de ella escribió Tito Livio como la parva urbis sed loco munita, que viene a significar “pequeña pero bien defendida ciudad”.
Fíjese querido huésped en el cuadro de Ara Torán que decora su habitación, su pintura nos muestra el recinto defensivo de la ciudad de Toledo: el puente Alcántara como acceso a la zona palatina y el Alcázar. Un lugar inexpugnable, que aprovecha el foso natural que ha ido horadando el río Tajo a lo largo de milenios. El Tajo sirve de escudo natural y de él se surte Toledo para paliar su sed, regar su fértil Vega, mover sus molinos, disolver los tintes de sus paños o templar sus espadas.
Pero el emplazamiento de la Posada de la Sillería no es fácil para quien quiera traer el agua del río y llenar sus aljibes. Son 90 los metros de desnivel desde la orilla hasta el imponente Alcázar, así que imagínese, querido huésped de la habitación 21, el trabajo que suponía abastecer las casas de los sedientos toledanos. A lo largo de la historia el ingenio del hombre ha solucionado el problema del agua en Toledo. La TOLETVM romana contaba con un acueducto que salvaba el desnivel del río y traía agua hasta el castellum (hoy Alcázar). Cuando ese acueducto dejó de utilizarse no quedó otra solución que subir el agua por la vía más rudimentaria: cargando burros con alforjas y cántaros llenos de agua, así el Azacán o aguador será una profesión que genere innumerables puestos de trabajo en la historia de la ciudad de Toledo, subiendo el agua con sus burros por la cuesta que hoy lleva el nombre de calle azacanes y que llevaba desde el río hasta la parte alta de la ciudad.
Cuando Toledo se convirtió en capital de la corte imperial de emperador Carlos V se le encargo a Juanelo Turriano que ideara un artificio que hiciera subir el agua desde el río hasta el Alcázar. Y lo consiguió, y así se llamó la máquina que ingenió: el artificio de Juanelo.
Querido huésped, le invitamos a que indague en la historia de esta maravilla del siglo XVI mientras bebe un sencillo y refrescante vaso de agua, imaginándose en siglos pretéritos bebiendo el agua que trajo desde la orilla del río hasta la Posada el cansado Azacán.
Para más información al respecto de la historia de La Posada de la Sillería**** o más aspectos culturales de la ciudad de Toledo, horario de museos, actividades, visitas guiadas, etc…no dude en consultar con nuestro personal de recepción.
Disfrute de Toledo,